sábado, 9 de febrero de 2013

Capítulo 22: De calma...

Mason.

El tiempo fue pasando, poco a poco, hasta el momento en el que casi todo se volvió normal. O eso parecía. 
Dave parecía extraño, Ryan en algún momento de estos días le había confesado quién era realmente Aria.  Más tarde me contó el motivo de su comportamiento extraño en los últimos días.
Claro está, lo había supuesto. Que Aria no apareciese en la escuela por casi dos semanas y Ryan sí, me dio que sospechar. Ahora él estaba más tranquilo, más Ryan. 
De Aria no sabía nada, aparte de que ya se encontraba mejor, creo que Ryan me dijo que se incorporaría ya a las clases en un par de días, los médicos le habían recomendado reposo y más si se desmayaba. 
Y luego estaba Clay, quién me empezaba a preocupar bastante, cada vez le veía más golpes por el cuerpo, en el brazo cuándo se le subía la manga o en el torso cuándo se levantaba y dejaba ver una muy buena mancha morada en su costado. Como siempre, yo era el único que me había dado cuenta de aquello, y de que él, también se había fijado en que le había visto. 
No quería suponer nada, porque sinceramente cada opción que se me ocurría me horrorizaba bastante. 
Peleas callejeras. 
Vandalismo. 
Maltrato.
No quería saber en que líos y trapicheos estaba metido, pero era mi amigo, y si las cosas seguían así se lo contaría a Ryan, sin dudar. 
Él siempre sabía que hacer en situaciones como esta. Pero primero hablaría con Clay. Necesitaba saber. 
Le vi junto a Anne, apoyado en su taquilla como siempre hacía en el cambio de clase, él se percató de mi mirada, lo que consiguió que le susurrara algo a Anne y que esta se marchara. 
Fui hacía él. 
Su cara estaba seria, igual que la mía, pero dibujó un intento de sonrisa despreocupada. 
-Hola Mason- me dijo dándome una palmada en el hombro como siempre hacía para saludar que yo no delvolví. Asentí.
Respiré hondo, y mirando a sus ojos verdes claros, le hablé. 
-Clay, necesitamos hablar. 
...................................................
Dave.
Vi a Mason y Clay hablando en las taquillas. Sonreí, al fin les encontraba. Necesitaba contarles algo. 
Hacía poco que me había enterado que Aria era la hermanastra de Ryan, y me sentía bastante culpable de haberle dicho a Melodie que era solo un ligue más, a la que tenía preferencia. 
Y por experencia sabía que Melodie era vengativa, y conociéndola haría cualquier cosa contra Aria, necesitaba el consejo de Mason, él siempre entendía de estas cosas. 
Me acerqué a ellos, pero pareció que no se percataron de mi presencia cuándo comenzaron a caminar, los dos con una extraña cara seria, demasiado seria. 
La curiosidad me pudo, y les seguí. 
Pararon en los vestuarios, entrando en ellos y aprovechando un despiste me coloqué detrás de uno de los armarios, apoyando mi espalda. 
¿Qué les pasaba a estos dos?
-Clay...- comenzó Mason indeciso. ¿Acaso me había perdido algo?
-No sigas Mason, ya  sé lo que me vas a decir. Y no es de tu incumbencia.- le cortó Clay, parecía enfadado y casi molesto. 
Mi mente buscó respuestas para ese encuentro. 
¿Alguna disputa?
¿Alguna chica?
No creo, Mason casi nunca peleaba y menos por una chica. 
 -Lo sé, pero no soy idiota. ¿De que son esos golpes?- preguntó esta vez Mason más firme de lo que alguna vez le había visto. 
Clay no contestó y se formó un intenso silencio en el vestuario, en el que mi cabeza daba vueltas una y otra vez. 
¿Golpes? 
¿Qué golpes?
¿Cómo yo no me había podido dar cuenta de que Clay estaba golpeado? 
No podía ser. 
-No son nada- contestó friamente Clay, aunque el dolor se marcaba en sus palabras. 
-¡Clay no me mientas!- acerqué mi cara al borde del armario para ver la situación. Mason le dio un ligero golpe en el costado a Clay, con el que este soltó un leve gemido. Al instante se recuperó y con los ojos entrecerrrados quitó de un manotazo la mano de Mason. 
Le cogió del brazo, como nunca antes le había visto hacer, y le empujó contra la pared haciendo que sonase un ruido sordo.  Le arrinconó, mientras con otra mano le cogía las solapas de la azul y blanca camisa. 
-Mira, Mason eres mi amigo, pero te juro que como le cuentes esto a alguien, lo pagarás- dijo Clay con una voz tan peligrosa, que incluso a mí me hizo estremecerme, golpeó de nuevo a Mason contra la pared, quién con un quejido cayó al suelo. 
Después de una última mirada Clay salió de los vestuarios. 
Solo podía preguntarme una cosa. Una y otra vez.
¿Qué acababa de pasar?
....................................
Clay.
¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!
¿Qué pasaba conmigo?
Acababa de amenazar a Mason. Amenazar. 
Pasé una mano por mi pelo negro, ¡Joder!
Necesitaba aire, necesitaba pensar, necesitaba aclarar mi maldita cabeza que parecía como si fuera a explotar en ese mismo momento. 
Respiré hondo. 
-¡Clay!- Ryan llamándome hizo que saliera momentáneamente de mis cavilaciones. 
Venía con una sonrisa de oreja a oreja, feliz. Sabía que si se enteraba de lo que le acababa de hacer a Mason me mataría, por muy amigo suyo que fuera, Mason era como su hermano. 
Todos lo teníamos claro. 
Nunca habíamos envidiado su relación, se conocían desde hacía años y años, incluso hacía cuatro años cuándo los concocí yo, ya eran inseparables. Y lo seguían siendo. 
Le miré, y salí corriendo, ante su incrédula cara. 
No podía fingir que no ocurría nada. Mis ojos me escocieron. 
El aire me dio en la cara y salí lo antes que pude del recinto del instituto. 
Corrí hacía el parque, cargando el arrepentimiento. 
¿Cómo le podía haber echo eso a Mason?
¿En qué me estaba convirtiendo?
¿En mi padre?
En ese momento choqué contra algo. Escuché el leve gemido, y el golpe de caer. 
¿Quién...?
...........................................................
Ryan.
¿Pero qué pasaba ahora?
Observé como Clay se alejaba de mi a toda velocidad, casi huyendo. 
¿Qué le ocurría ahora?
La sonrisa de mi rostro se borró definitivamente. 
Busqué a Mason y Dave, en buscas de respuestas, pero no los encontré en ningún lugar. 
Ninguno de los tres se presentaron a clase. Eso ya empezaba a ser preocupante y sobretodo por Mason, él nunca se saltaba una clase, Dave y Clay sí, pero Mason, Mason precisamente no.
Y tuve una ligera idea de lo que ocurría...
Problemas.
............................................................
Clay.
-Lo siento, no me di cuenta...- me disculpé con aquella persona con la que acababa de chocar. 
Una chica de pelos rubios cortos y cara redonda, me miraba confusa desde el suelo. 
-Lo- lo siento.- tartamudeó adorablemente. Como todo un caballero la tendí una mano, que ella cogió para levantarse. 
Era guapa, algo bajita, con cara infantil, pero a mi me pareció un ángel. 
La sonreí. 
¿Cómo es que no la conocía?
-No te vi, perdona. -me disculpé yo de nuevo, mientras ella soltaba rapidamente mi mano, y arreglaba timidamente sus ropas. 
Me agaché y comencé a recoger los libros que por mi culpa ahora se encontraban en el suelo. Ella solo se quedó allí observandome algo cabizbaja, creo que estaba avergonzada. 
Cuándo terminé se los entregué. 
-Gra-gracias- de nuevo tartamudeo. Era tan bonita cuándo hacía eso. 
Sonreí genuinamente, ella de nuevo bajo la cabeza. 
-¿Escapándote de clases?- la pregunté, estaba seguro de que tenía mi edad o parecida. Ella me miró, casi horrorizada abriendo los ojos de par en par. 
-No-no.- negó sacudiendo su cabeza hacía los lados, consiguiendo que su lindo pelo rubio se moviera de un lado para otro. 
-Hora libre, entonces. - ella asintió y como si se acabara de dar cuenta, miró su reloj, su cara pasó de verguenza y timidez a alarma. 
-Lle-llego t-tarde- susurró y con eso, simplemente me dio otro asentimiento y salió corriendo
Vi como se alejaba, hasta perderla de vista su silueta. . 
No sé como lo había conseguido, pero aquel encontronazo con aquella chica de la que si quiera sabía el nombre, había mejorado mi humor. Pero una cosa no quitaba la otra. 
Era un idiota. 
Me senté en uno de los bancos de aquel parque, no me apetecía llegar a casa. Y menos para encontrarme con él. 
Estaba destruyendo mi vida. 
Destruyéndome. 

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