sábado, 9 de febrero de 2013

Capítulo 15: Sabía que eras un problema.

Ryan. 
Nuestros padres se marchaban ya, era la ùltima vez que los veríamos hasta la próxima semana. Se iban de luna de miel, y nosotros nos quedabamos aquí, solos. 
Y la semana empezaba mal. Muy mal.
No sé como había ocurrido esto. Y tampoco me importaba, solo tenía claro que lo iba a cambiar todo, y ella también lo sabía. 
Les habíamos intentado convencer, pero no atienden a razones. 
Y mi vida, y la suya, se iban a tornar en desastres.
-Henry en serio, me puedes dejar aquí, me gusta ir caminando...-intentó de nuevo Aria, cosa que no funcionó. Mi padre negó, como las otras veces, con la cabeza. 
-No. Y además como esta lloviendo, si parece un dilubio. - contestó él. 
En parte tenía razón, era una locura salir a la calle con el tiempo que hacía, pero, ¿Por qué mi padre tenía que ser tan cabezota? 
Ahora, la igual que la noche anterior, íbamos los cuatro en el coche, pero esta vez en dirección al instituto. 
Y eso era malo. Muy malo. 
Todo el mundo nos vería bajar del mismo coche. ¿Qué pensarían? ¿Y mis amigos y mi novia?
Solo Mason sabía lo de Aria, y no tenía planeado que lo supiera nadie más, y ahora se iba a enterar todo el insitituto. 
Y a ella, tampoco parecía hacerla mucha gracia. Creo que prefería salir inadvertida, y ahora iba a ser el centro de atención, gracias a nuestros padres. 
En menuda nos habíamos metido.
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Clay. 
Mason, Dave y yo, esperábamos a Ryan debajo de la lluvia con nuestros paraguas encima de nuestras cabezas. 
Norma uno. Nunca entres al instituto sin tu grupo de amigos. 
Lo decidimos en el momento en que hace dos años, cuándo Dave llegó, ser formó totalmente el grupo. Si nieva, si llueve o como si se hace un vendabal y vemos que un tornado nos va a arrasar. 
Siempre esperando. 
Y hoy era un día como cualquier otro. 
O al menos se suponía. Además, hoy emepezaría con mi estrategia de enamorar a aquella chica, Aria, se llamaba. 
Sí, hoy conseguiría que no pudiera dejar de pensar en mí. 
El coche dee padre de Ryan aparcó en medio del parking ante las atentas miradas de todos los presentes allí. 
Pasó cerca de un minuto cuándo él bajó. Con la cabeza gacha. Mojándose con la lluvia. 
Lo más sorprendente es que había alguien detrás de él. 
Detrás de él, ella. Aria. 
¿Qué fue lo primero que se escuchó después de que el coche de Henry James se marchara de allí?
¿Los gritos de asombro míos y de Dave? ¿La risotada de Mason? ¿Las maldiciones de ellos dos? ¿O los gritos de furia de todas las chicas que se encontraban allí?
No lo sabía, ni me importaba. 
Porque en ese momento comprendí una cosa, de la que Dave y yo nos habíamos olvidado completamente. 
El padre de Ryan se había casado hacía cerca una semana, tenía una nueva madre, y una nueva hermana. 
Su hermana, era Aria. 
Adiós a mis planes.
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Mason.
No podía parar de reír una y otra vez. 
La cara de descompuesto de Ryan era tan graciosa. 
Y la mejor pregunta, y la que pasaba por las cabezas de todos ellos era: 
¿Qué hacía el chico más popular, el deseado, con "esa"?
Nadie sabía a quién mirar, si a Ryan que ahora venía practicamente corriendo hacía mí. O a Aria, quién  entraba abruptamente al instituto intentando escapar de la situación. 
Ryan se colocó debajo de mi paraguas. 
-¡Mierda!- maldijo enojado. Yo solo pude volver a reír. Tanto secreto, para esto. 
Esta seguramente era la mejor entrada posible que podía hacer. Ahora tenía a todas y cada una de las chicas del lugar hiperventilando por saber quién era Aria, y qué hacía con él. 
-Tío, eres genial...- solo pude decir entre carcajadas ante la atónita mirada de Dave, y algo molesta de Clay. 
Con que uno si que había unido cabos sueltos. 
-¡Mierda y más mierda!- dijo Ryan. mientras cerraba los ojos fuertemente.- Maldita sea la hora en la que se puso a llover. 
Solo pude pensar una cosa.
Adiós a la tranquilidad. Hola a las preguntas e interrogatorios. 
Estupendo. 
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Aria.
Parecía un mono de feria o algo parecido. 
Todos, absolutamente todos me miraban. 
Y lo odiaba. 
Tosí de nuevo, la lluvia me había mojado, y el pecho me dolía exageradamente. Quizás eran los nervios. 
Por fin iba a conseguir tener mi primera semana sin llamar la atención pasando desapercibida, pero no. 
Ahí estaba él, con su popularidad y todas sus chicas. Y ahora estaba en sus miras, preparada para que de un momento a otro me asaltasen.  
Estrañamente todo estuvo en tranquilidad, en una tranquilidad demasiado sospechosa. 
Noté las malas miradas de cada una de ellas en todo el día, pero ninguna reaccionó a nada. Eso solo significaba una cosa. 
Estaban planeando algo. 
Algo, en contra de mí.
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Dave. 
-Vaya, vaya. - la susurré al oído. Era mi oportunidad. 
Ella se giró hacía mí. Estaba enfadada. Normal. 
Ryan la había puesto en evidencia en frente de todo el instituto. 
-¿Qué quieres? - me preguntò mordaz, mientras yo me acercaba más a ella y olía su perfume. 
-Venía a reconfortarte- me burlé de ella, y vi como sus mejillas se ponían algo rojas. Lo adoraba.- Pobrecita, mi amigo te ha sustituido por otra. Además a esta, la deja ir incluso en su coche y conoce a sus padres. Parece que no eres la única verdadera novia que tiene. 
Ella bufó, cerrando su taquilla de un portazo. Estaba tan guapa cuándo se enfadaba. Ahora venía mi momento. 
-Eso me suena. ¿A ti no? - pregunté con falsa inocencia, mientras la seguía por el casi desierto pasillo. - Solo eras una images, todos sabíamos que no eraís precisamente fieles, pero que ahora sus ligues monten en su coche y conozcan a su familia. Parece ser que cambió de preferida. 
Ella se giró hacía mí, y con libro en mano, me lo lanzó hacía la cabeza. 
-¡Vete a la mierda!
Sonreí, mientras la veía alejarse. 
Si supiera que desde que ella me engaño y me dejó, estoy en ella...
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Melodie.
 ¿Con esa maldita mosquita muerta?
¡Por Dios!
¿Que tenía ella?  Con esas sudaderas y esos pantalones anchos y mugrientos. 
Era toda una mojigata. 
 ¿Cómo Ryan había podido caer tan bajo?
Tenía claro que nuestra relación precisamente de amor no era, pero pensaba que era la primera entre todas aquellas chicas. Su verdadera novia. 
Y resultaba que ahora, subía a esa cualquiera a su coche y se la presentaba a su familia. A ese maldito ligue de una noche. 
¿Cómo se atrevía a ridiculizarme así?
Ni si quiera me había presentado a mí a su padre y llevabamos un año. Y esa... ya los conocía. 
Me las iba a pagar. 
Esa estúpida las pagaría, y caro.
Por robarme a mi chico.
Se enteraría.
Lo juro. 
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Ryan.
-¡Ryan!- gritó Clay ya en la salida, llevandome a un lugar alejado para hablar. 
No me había molestado en aparecerme hoy por la cafetería y había decidido quedarme en el sitio más tranquilo de todo aquel lugar, la biblioteca. 
Nadie me había encontrado.
¿Quién se iba a imiginar a Ryan James en la biblioteca?
Dave adoraba la música, Clay adoraba las motos, Mason adoraba la Play Station y yo adoraba leer. 
No era algo tan extraño, millones de personas leían en este mundo, ¿por qué iba a ser yo la excepción?
-¿Cómo se te ocurre no decirme nada?- practicamente me gritó reprochante Clay, él a diferencia de Dave, si que se había dado cuenta de lo de Aria. 
-Yo...- dudé en que decirle. 
-¿Yo? ¿Qué?- me recriminó él. -Tío, sabes que iba a ser mi ficha de juego y no me dijiste nada. ¿Es que acaso quieres que me enrolle con tu hermana? Sabes que lo tenemos prohibido. 
-Ya, pero...- ¿Qué le decía? 
Oye Clay no te dije nada porque es que decidí ignorarla ya que desde le primer momento en que la vi empecé a sentir cosas que no debía, y como estaba bastante cagado por ello, decidí que no supieraís nada, y como luego tu dijiste lo del juego, pues oye, pensé que sería una buena forma de sacarla de mi cabeza, pero resulta que por mucho que haga no lo consigo. Por eso no dije nada. ¿Contento?
No, no era buena idea. 
No podía reconocer que estaba minímamente interesado en ella. Solo interesado. 
Nada más. 
Sabía que ella sería un problema. 
-Norma dos, Ryan. Nada de familiares.
Recuerdo cuándo hicimos aquel pacto. Y recuerdo aquella regla que creo Mason, ya que Clay y yo estábamos interesados en su prima hermana más cercana
 Asentí levemente. 
-Lo siento, es solo que es díficil ¿De acuerdo?- fue lo primero que se me ocurrió. 
Asintió, como si lo entendiera. Había tenido suerte.
Fui hacía mi coche, y vi a Aria ir hacía la salida del aparcamiento. Me monté en el coche y me acerqué a ella. 
Aria me miró sorprendida y luego giró hacía los lados para encontrarse con todos los ojos del instituto posados en nosotros.
Bajé mi ventanilla. 
-Sube, ya es una tontería. 
Ella sonrío levemente como había echo ayer en el pasillo, y no pude evitar que mi corazón latiese mil veces más rápido de lo normal. 
Entró en el coche. 
Ninguno nos dimos cuenta de que ese simple gesto, cambiaría nuestras vidas.

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